¡La Zarza Ardiente
Las Sorpresas de Pentecostés - 2004

Papa Juan Pablo II

La mañana de la víspera de Pentecostés 2004 estaba amaneciendo y con ilusión en mi corazón, esperaba para ver qué sorpresas daría el Espíritu Santo al Pueblo de Dios. La Iniciativa de la Zarza Ardiente fue dada por el Espíritu Santo durante la Semana Santa de 1997, y ahora 7 años más tarde en la Fiesta de Pentecostés los frutos de esta gracia iba a ser alentada por el Santo Padre públicamente.

Anticipando lo que iba a llegar comencé a reflexionar sobre la fidelidad de Dios en todo este recorrido. Primero el Arzobispo Jean Chabbert, Obispo Emérito de Perpignan, que ha acompañado y dirigido cada uno de mis pasos a lo largo de este viaje profético al irse desarrollando la Iniciativa de la Zarza Ardiente, constantemente me recordaba, “la Iglesia necesita de la continua renovación, para reavivar la “zarza ardiente” del Espíritu que fue su origen el día de Pentecostés. Un Pentecostés no sólo de un momento, de un día, sino un Pentecostés permanente, según la intuición de la Beata Elena Guerra quien, al final del siglo diecinueve, urgió al Papa León XIII a dirigir a la Iglesia de vuelta al Cenáculo de Jerusalén. Un Pentecostés que debe alcanzar no sólo a la Iglesia sino a todo el mundo en el que el hombre ha perdido su identidad como criatura de Dios. El mundo necesita volver a Dios y sólo será capaz de hacerlo por medio de la oración. En efecto, la oración es el primer deber del bautizado: adorar, alabar, interceder, dar gracias. Y de todas las oraciones, la Eucaristía es el pilar central. No debemos olvidar que si el Cenáculo de Jerusalén fue el lugar donde tuvo lugar el gran Pentecostés, en primer lugar fue donde Jesús instituyó la Eucaristía y el sacerdocio ministerial.  ¿Acaso no es realmente la “zarza ardiente” la Eucaristía la que el Espíritu Santo hace presente, en cada Misa, en el misterio de la Pascua del Señor?”

En el corazón de la Iglesia en Roma – semana de Pascua de 1997 – mi corazón se vio impregnado de esta visión de una llamada al Pueblo de Dios de “volver al Cenáculo en adoración e intercesión”. Esto dio comienzo a un tiempo de servicio en la Renovación en el Espíritu Santo para alimentar un fuego constante de oración para transformar de nuevo esta capilla en una realidad más profunda de su vocación como zarza ardiente. Fue una época, al amparo de esta capilla, en una morada protegida, donde pasaría nueve meses al irse profundizando y expandiendo la visión, comprendiendo que esta llamada era para todos, más allá de los límites de la Renovación Carismática Católica, una llamada a toda la Iglesia. Un momento donde en esta capilla, Salvatore Martínez y yo soñaríamos, desearíamos, esperaríamos que la oración carismática prendiera fuego al mundo y renovara la Iglesia.

Los primeros seis meses de 1998, seguí  en Roma, ahora con una segunda tarea añadida: preparar un proyecto de oración especial de Pentecostés de tres meses para la gran Vigilia de Pentecostés con el Santo Padre y los movimientos eclesiales y nuevas comunidades. Fueron los grupos de Renovación  en el Espíritu Santo de la región del Lazio en Italia los que realizaron el proyecto en Roma, mientras yo cruzaba de un lado a otro la región. También unidos en oración por este proyecto había líderes de la Renovación Carismática Católica en Alemania y otros países de Europa.

En el otoño de ese año, mi obispo me pidió que empezara a escribir el trayecto al que el Espíritu Santo nos había conducido. Esta peregrinación ya tenía nombre. A principios de abril de 1999, la primera versión de La zarza ardiente, un regreso al Cenáculo en adoración e intercesión en inglés fue presentada a los líderes en el encuentro europeo de Coordinadores Nacionales Carismáticas Católicas. Además el libro se envió a varios líderes mundiales. A finales de abril, la edición italiana fue presentada por la Renovación en el Espíritu en su asamblea nacional en Rímini y en el otoño de 1999 la traducción alemana estaba a disposición de los líderes de la Renovación de habla alemana.

Sin embargo la visión no estaba completa hasta que el Santo Padre nos brindó su mensaje en su Carta Apostólica de 2001, Novo Millennio Ineunte, “Nuestras comunidades cristianas deben convertirse en auténticas “escuelas” de oración, donde el encuentro con Cristo se expresa no sólo por el implorar ayuda sino también en acción de gracias, alabanza, adoración, contemplación, escucha y devoción ardiente, hasta que el escuchante realmente “se enamora” ...Fue Pedro el que dijo la palabra de fe: “en tu palabra, echaré las redes”.  Al comenzar este milenio, permitid al sucesor de Pedro invitar a toda la Iglesia a hacer este acto de fe, que se expresa en un compromiso de oración renovado.”

En febrero de 2001 se completó una versión revisada del libro, y ahora está publicado en seis idiomas. Sin embargo lo que me pidió mi obispo no fue sólo que escribiera sino también que llevara a cabo y promoviera la Iniciativa de la Zarza Ardiente internacionalmente comenzando en 1999. He visitado 4 continentes y más de 20 países,  y al menos muchos más de esos países se han visto tocados por la visión. He servido de modo predominante en el contexto de las Coordinadoras Nacionales Carismáticas Católicas, compartiendo esta visión especialmente en sus asambleas, también escribiendo muchos artículos que se han publicado en todo el mundo. La llamada de la Zarza Ardiente contiene una visión común que tendrá muchas aplicaciones distintas por parte de las diversas estructuras que respondan a ella, sea parroquias, o a nivel diocesano o de toda la ciudad, o movimientos eclesiales o nuevas comunidades. En verano de 2000 se celebró la primera “Escuela de Intercesión” internacional, durante 3 semanas, en el centro alemán de ICPE (Programa de Evangelización Católico Internacional), que codirigimos Esther Fong y yo. Fue en esta época cuando me vi llevada a retar a los grupos a proyectos especiales de oración para la Novena de Pentecostés de 2001. Varias realidades de la Renovación respondieron, por ej.: París – toda la ciudad, Austria – toda la nación.  

En Italia, Salvatore Martinez, presidente de la Renovación en el Espíritu Santo, presentó una idea titulada “Preparándose para Pentecostés de 2001” y una propuesta, “Regreso al Cenáculo”, a los Obispos de Italia. Esta propuesta que fue lanzada en abril en su asamblea nacional, había sido enviada a Juan Pablo II a finales del Año Santo. En 2002, Salvatore escribió un libro pastoral “Per un Rovento Ardente di Preghiera, suggerimenti per un’animazione spirituale” (Para una Zarza Ardiente de oración, sugerencias para una aplicación espiritual). En la introducción declara, “Este pequeño libro – que conduce al libro de Kim – va a ser un estímulo más y una ayuda práctica para extender esta “oportunidad” que proporciona la Zarza Ardiente como instrumento de Nueva Evangelización. …En estos últimos años en Italia hemos experimentado, de diversas maneras, y por diversas razones, las bendiciones que acompañan la expansión de la Zarza Ardiente: encuentros regionales y diocesanos, vigilias, fines de semana, triduos, retiros de una semana, todos imbuidos de oración renovada en su ardor. La Zarza Ardiente está estrechamente ligada a la espiritualidad de la Renovación y provoca en la Renovación misma un asombro nuevo ante la presencia y la acción del Espíritu. Sin embargo, deseamos que esta iniciativa se propague y promueva cada vez más como una “gracia de despertar” de oración en el Espíritu, que es una herencia de toda la Iglesia, y no sólo de nuestro movimiento”.

En la asamblea europea “Europa, rema mar adentro”, en 2002 en Polonia, organizada por el subcomité europeo de ICCRS, del que soy miembro, dirigí un tiempo de oración una tarde llamado “Regreso al Cenáculo”, así como un taller donde se dieron varios testimonios de los eventos de la Zarza Ardiente de Pentecostés de 2001 por parte de Francia, Alemania, Italia y Austria. Otro paso dado en este recorrido fue en Budapest, en marzo de 2003, en un encuentro organizado por el subcomité europeo de ICCRS para representantes de Coordinadoras Nacionales Carismáticas Católicas y Contactos Nacionales. Aquí se tomó la decisión para la Renovación Carismática Católica Europea de unirnos en un esfuerzo conjunto europeo para Pentecostés, según cómo condujera a cada país respectivo el Espíritu Santo en esta meta común.  Este Proyecto de Oración de Pentecostés europeo (promovido día y noche, donde fuera posible) inspirado por la Iniciativa de la Zarza Ardiente para una novena al Espíritu Santo desde la Ascensión a Pentecostés – por tres intenciones principales para Europa: Renovación de la Iglesia, Unidad de la cristiandad y Renovación de la sociedad europea (evangelización y social). Los representantes nacionales se comprometieron a promover esta llamada a la oración, de ese modo uniendo a la Renovación europea en un esfuerzo común para Pentecostés de 2003 y de 2004. Mirando hacia el futuro, mis viajes internacionales me llevarán este verano a las Asambleas Nacionales Carismáticas Católicas de América, Francia y Austria; creyendo en fe que el Señor multiplicará muchos promotores de la Iniciativa de la Zarza Ardiente, para Su gloria y como una gracia especial para todos los que respondan.

 Finalmente había llegado la hora, 6 de la tarde del sábado 29 de mayo de 2004, y estábamos reunidos en la Plaza de San Pedro para la Celebración de las Primeras Vísperas de Pentecostés. Durante la homilía del Santo Padre sus palabras llenaron mi corazón de gran alegría, qué maravillosa sorpresa había dado a la Iglesia y al mundo:
 
“Saludo de manera especial a los miembros de la Renovación en el Espíritu, una de las diversas ramas de la gran familia del Movimiento Carismático Católico. Gracias al Movimiento Carismático, multitud de cristianos, hombres y mujeres, jóvenes y adultos, han vuelto a descubrir Pentecostés como una realidad viva en sus vidas cotidianas. Espero que la espiritualidad de Pentecostés se extienda por la Iglesia como un incentivo renovado a la oración, la santidad, la comunión y la proclamación.
A este respecto aliento la iniciativa conocida como la “Zarza Ardiente”, promovida por la Renovación en el Espíritu. Se trata de la adoración incesante, día y noche, ante el Santísimo; es una invitación a los fieles a “volver al Cenáculo”, de manera que, unidos en la contemplación del Misterio Eucarístico, puedan interceder para la total unidad cristiana y para la conversión de los pecadores. Espero con entusiasmo que esta iniciativa conduzca a muchos a volver a descubrir los dones del Espíritu, cuya fuente original es Pentecostés.
Kim Catherine-Marie Kollins

03.Junio.04

 

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